Emma Seligman… ¿Qué hicimos para merecerte? Shiva… ¿Baby?
- Fernanda Monroy

- 27 jul 2021
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 18 nov 2021
Emma Seligman… ¿Qué hicimos para merecerte? Dirigida y escrita por esta gran promesa del cine emergente, Shiva Baby es una película que surge de la necesidad de Seligman de convertir un corto estudiantil en su primer largometraje y ópera prima. En este, se relata un día en la vida de Danielle, una joven judía bisexual que se enfrenta al difícil paso a la vida adulta mientras lidia con un proceso de auto-descubrimiento y su pequeña y entrometida comunidad judía, todo en el lapso de un solo día de Shiva (un funeral judío). Las cosas comienzan a complicarse cuando en el evento, Danielle se encuentra inesperadamente con su sugar daddy y, para ponerle la cereza al pastel, con su ex novia, dando pie así a una excelente comedia de enredo entre estos personajes mientras los otros ponen a lo largo de la historia su granito de arena para que la locación se convierta en una pequeña caja que va encerrando a la protagónica y al espectador en una sensación claustrofóbica.
Rachel Sennott hace un excelente trabajo de interpretación con Danielle, sus expresiones, lenguaje corporal, el semblante que tiene y cómo cambia conforme la situación se va complicando, hacen que notemos un personaje perfectamente construido y ensamblado, estudiado a la perfección; a tal grado que su incomodidad y desesperación se convierten las nuestras, sin embargo, eso no sería posible sin el excelente trabajo de Emma Seligman, quien crea junto con su fotógrafa Maria Rusche y la compositora y multi-instrumentista Ariel Marx, un ambiente de angustia y encierro que muy pocas veces vemos tan bien logrado en otras películas; las tomas y tiros de cámara tan transgresores de los límites y espacio personal de los personajes y la musicalización tan parecida a la de una película de terror, se suman de manera maravillosa a los elementos que nos hacen querer traspasar la pantalla en la que estemos disfrutando y sufriendo la película para ayudar a escapar a Danielle de esta serie de eventos desafortunados.

Por otro lado, la visión que tiene la directora respecto a los temas tabú que aborda es sumamente interesante. Empecemos por hablar de las sugar babies: ella relata en una entrevista realizada por MUBI que al momento de ir en universidad, conoció a varias amigas que lo eran, algunas por la necesidad de cubrir el gasto de colegiatura, renta o comida y otras tantas, por gusto. Ahora, cualquiera puede imaginar que si se es sugar baby por gusto es para pagarse cualquier capricho extra que salga de las necesidades básicas del ser humano o su educación, sin embargo, Seligman expone en la película y complementa el discurso en la entrevista de que muchas mujeres lo hacen como una forma de apropiarse de su sexualidad y sentirse deseadas fuera de la cultura del hook up que se explota y explora tanto sobre todo a esa edad, cuestión que se refleja en Danielle, quien no tiene ninguna necesidad de conseguir ese dinero y mucho menos de esta forma. Por otro lado, tenemos el tema LGBTQ+, el cual es representado como en pocos relatos sobre gente perteneciente a la comunidad, pues no es el típico personaje que está intentando descubrir su orientación o, como una mujer bisexual, que trata de decidir entre un hombre y una mujer a los cuales ama desatando un drama. Danielle acepta, comprende y “ejerce” completamente su orientación sexual, tan solo no le es relevante gritar a los cuatro vientos sus preferencias, regalándonos así una perspectiva mucho más normalizada y natural del tema con un protagónico que es conformado por muchas características comunes como ser vegetariana, castaña, judía, mujer y bisexual.
Es, a mi parecer, lo más interesante del filme la manera en la que queda expuesta la dinámica de esta comunidad, cómo todo gira alrededor de las pretensiones de cada familia, el honor, la supuesta empatía que hay entre todos, la cual termina siendo todo menos eso, pues para algunos mostrarla es una táctica para dar y luego exigir favores a cambio, para otros, una manera de entretenerse al meterse en asuntos que no les corresponden o de sentirse mejor con ellos mismos a través de las desgracias de los demás. Sin importar la razón por la cual cada uno de los integrantes muestre esta “empatía”, todos lo hacen desde la hipocresía, disfrazando una extraña necesidad o costumbre de humillar al otro, de interés y cariño.
La combinación de todos los elementos mencionados, un gran guión, dirección, fotografía, musicalización, dirección de casting y excelentes actuaciones, se suman para que podamos ver una gran película y recibamos una invitación indirecta a seguirle el paso a Emma Seligman y Rachel Sennott, quienes sin duda serán dos nombres que escuchemos con cada vez más frecuencia en un futuro muy próximo.

















































































































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